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DISFUNCIÓN CEREBRAL MINIMA (DCM)
La DCM afecta al 10% de los niños en edad escolar y es más frecuente en varones debido a que son más vulnerables desde el punto de vista biológico.
A pesar de ser un término controvertido y poco usado en la práctica clínica, se conoce como DISFUNCIÓN CEREBRAL MINIMA a alteraciones en el funcionamiento del cerebro del niño y que afectan, en mayor o menor medida, a su desarrollo personal, social y/o académico. Las funciones cerebrales que pueden estar alteradas son las siguientes:
- ATENCIÓN
- MEMORIA
- LENGUAJE
- FUNCIONES EJECUTIVAS
- LECTURA
- ESCRITURA
- CÁLCULO
- PERCEPCIÓN
- HABILIDADES MOTRICES
- CONDUCTA EMOCIONAL
La DCM Puede afectar a una o varias de estas funciones en grado variable, estando la inteligencia del niño dentro de los límites normales. Las alteraciones pueden ser tan sutiles que pasen desapercibas en el momento del nacimiento, haciéndose más evidentes a medida que el niño va creciendo y observamos que persisten algunos retrasos evolutivos, por ejemplo, tarda mucho tiempo en andar, hablar, mantenerse sentado, aprender a leer o escribir, controlar la impulsividad, la atención….etc.
En este sentido, se entiende que existen distintos grados de afectación del Sistema Nervioso del niño estando los síntomas distribuidos en un continuo de límites difusos: Desarrollo neuropsicológico normal, Retraso madurativo (evolutivo), DCM y lesión cerebral grave (discapacidades severas).
Dichas alteraciones se deben a lesiones sufridas en el cerebro durante el embarazo, en el momento del parto o en los dos años siguientes de vida, debido a enfermedades, al efecto de determinados fármacos, traumatismos, infecciones…etc. El bajo peso al nacer, un parto prematuro o el sufrimiento fetal durante el parto son factores de riesgo frecuentes en la aparición de la DCM.
Para evaluar si existe disfunción cerebral son necesarias pruebas de evaluación neuropsicológicas y especificas de atención, memoria, lectura o escritura para poder determinar si estamos ante un retraso madurativo o un problema mayor que requiera intervención inmediata, como es la DCM, ya que el cerebro del niño posee una gran plasticidad y la intervención temprana aumenta las posibilidades de reparar el daño producido por la lesión. En este sentido, en nuestro centro contamos con una importante batería de pruebas diagnósticas que nos permiten diseñar la mejor intervención para cada niño.
Es importante señalar que las lesiones que produce la DCM afectan a “funciones cerebrales” que no son observables a través de pruebas como la Tomografía Axial Computarizada (TAC) o el Electroencefalograma (EEG), ya que estas pruebas nos ofrecen imágenes de la estructura cerebral que no suele estar alterada en estos casos. Sin embargo, las pruebas de Neuroimagen Funcional (Resonancia Magnética Funcional) sí pueden darnos mayor información acerca de las áreas afectadas y profundizar en el estudio de cada caso.
LOS NIÑOS CON DCM
Seguro que conocéis algún niño con DCM, es el niño con DIFICULTADES ESPECIFICAS EN EL APRENDIZAJE de la lectura (DISLEXIA), escritura (DISGRAFIA-DISORTOGRAFIA), habilidades matemáticas (DISCALCULIA), en el aprendizaje de tipo No Verbal (TANV); El niño con Trastorno específico del Lenguaje (TEL), El niño con TDAH, con síndrome disejecutivo, o el niño dispráxico. Todos ellos con frecuencia sin un diagnostico claro, considerados a menudo, desde casa o desde el colegio como niños “vagos”, “despistados” o “malos estudiantes”. Son los grandes excluidos del Sistema Educativo porque pasan desapercibidos, aparentemente niños sin mayores problemas, que no reciben la atención que necesitan debido a que no existe un marco legislativo que los ampare. Las consecuencias emocionales de estas dificultades son la baja autoestima, la falta de interés y motivación hacia el estudio y en casos extremos, el fracaso escolar.
Cuando la escuela, la familia y el resto de profesionales que trabajan con el niño (LOGOPEDAS, PSICÓLOGOS…), entienden las dificultades que presenta y trabajan con él en la misma dirección, se consiguen mejoras significativas en su rendimiento y la normalización de su desarrollo. Desde el centro recomendamos consultar con un especialista ante la menor sospecha y una intervención inmediata, no debemos esperar a que el niño madure porque, como ya hemos visto, NO TODO SON RETRASOS MADURATIVOS.
Amaya Fernandez Carrasco
Psicóloga
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